Cada 7 de abril recordamos que la salud es un derecho fundamental, no un privilegio. En 1948, la Asamblea Mundial de la Salud estableció esta fecha para concienciar sobre la importancia de garantizar una vida sana para todos y todas. Sin embargo, en 2025, este derecho se ve amenazado por guerras, crisis climática, pobreza, hambre y el desmantelamiento de los sistemas públicos de salud; aumento de las desigualdades sociales y entre territorios.

La tragedia más urgente que atenta contra la salud de las personas es la guerra. Ucrania, Sudán, Etiopía y, especialmente, Gaza, sufren conflictos donde hospitales son destruidos y la población es sometida al hambre y la enfermedad como arma de exterminio. No puede haber salud sin paz. Mientras estas situaciones persistan, millones de vidas seguirán en peligro y los derechos humanos seguirán siendo vulnerados.

La crisis climática es otra amenaza y, por desgracia, ya la venimos sufriendo en España en forma de DANA o sequía. No solo pone en riesgo la vida de las personas y los ecosistemas, sino que también favorece la aparición de nuevas pandemias. La pregunta no es si habrá otra crisis sanitaria global, sino cuándo ocurrirá y si estaremos preparados. Necesitamos sistemas de salud sólidos, capaces de responder sin colapsar. Para ello, es clave revertir privatizaciones, reforzar el sistema sanitario público y garantizar atención accesible para todas y todos.

En nuestro país, el sistema sanitario público, que es un pilar básico del Estado del Bienestar, la igualdad y la cohesión social, se encuentra en una situación crítica. La falta de inversión, la situación agónica de la atención primaria, la irrelevancia de la salud pública, la creciente carga asistencial sobre profesionales agotados y la privatización encubierta están deteriorando un servicio esencial. Esta situación, en mayor o menor medida, se repite en todas las comunidades autónomas.

En este contexto, es especialmente grave el desprecio institucional hacia la Salud Pública, que debería ser un eje estratégico del sistema sanitario. Su invisibilidad, falta de recursos y peso político se ha hecho evidente, una vez más, con el bochornoso rechazo en el Congreso, por parte de la derecha (PP, VOX y Junts), al proyecto de Ley para la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública, un instrumento clave para la prevención y respuesta ante futuras emergencias sanitarias. No se puede construir un sistema de salud moderno y eficaz sin una Salud Pública fuerte, bien dotada y con capacidad de actuación real.

Desde la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) exigimos que se garantice una financiación suficiente y estable, con al menos un 25% del presupuesto sanitario destinado a atención primaria, la mejora de la eficiencia y la efectividad en la gestión del sistema sanitario público, el refuerzo de plantillas con condiciones laborales dignas y la reversión de políticas que favorecen el negocio privado a costa del deterioro del sistema público.

Un futuro esperanzador solo será posible si garantizamos comienzos saludables para todas las personas, sin distinción. La salud no puede estar sujeta a intereses económicos ni a decisiones políticas que priorizan el beneficio privado sobre el bienestar común. Defendamos la Sanidad Pública, la paz y la justicia climática. Sin salud no hay futuro. Sin Sanidad Pública, no hay derechos.

7 de abril 2025

FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES PARA LA DEFENSA DE LA SANIDAD PÚBLICA


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