En el año 2023 la Conselleria de Sanidad gastó más de 37 millones en pagar a las multinacionales por el mantenimiento de equipos tecnológicos durante cuatro años.

  • Siemens Healthcare recibió 14,8 millones de euros por 50 aparatos.
  • Philips Ibérica recibió 13,3 millones de euros por otros 50 equipos.
  • General Electric Healthcare recibió 9,4 millones de euros por más de 30 aparatos.

El pasado miércoles 6 de agosto el nuevo Conselleiro de Sanidad aprobó la contratación del servicio de mantenimiento de 17 equipos de aceleradores de radioterapia y equipos de braquiterapia de la empresa Varian por 18 millones durante cinco años.

Llama la atención que el Conselleiro (jefe de servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela) fuera entre 2021 y 2023 presidente de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica cuyo último Congreso fue financiado en parte por Varian como empresa colaboradora de categoría oro (en un claro conflicto de intereses).

El coste total de estas privatizaciones alcanzan los 55 millones de euros.

Al externalizar esta función son las propias empresas multinacionales fabricantes las que deciden los aparatos que debe comprar el SERGAS y evalúan su estado y funcionamiento (es decir, poner al lobo para vigilar a los corderos).

La externalización (privatización) de este servicio presenta numerosos problemas

  • Las empresas contratadas no siempre prestan los servicios de acuerdo con las necesidades del sistema sanitario público sino de su negocio particular.
  • Gracias a los contratos las multinacionales tienen acceso a información confidencial sobre las tecnologías y el funcionamiento del Sistema Sanitario Público.
  • El SERGAS pierde el control de los equipos tecnológicos e incrementa su dependencia de las empresas que los fabrican. Las multinacionales pasan así a formar parte de la organización y generan una relación difícil de romper (especialmente de la compañía contratada, que es la única que tiene conocimiento o experiencia en ese área).
  • Se ponen en manos de proveedores competencias estratégicas que dificultan la función del SERGAS como financiador que debería controlar los servicios externalizados y evitar que hagan trampas (es de sobra conocida la corrupción en la asignación y control de los recursos sanitarios).
  • Dado que el cambio tecnológico es muy acelerado, situar fuera de la organización esta competencia supone perder la capacidad para controlar a las empresas a las que compra aparatos.

En resumen, el SERGAS destina otros 55 millones de euros a empresas privadas para que realicen una función que podrían realizar la suya propio personal convenientemente formado la unos costes mucho más bajos y renuncia a un sistema sanitario público inteligente. Con ese gasto se podrían construir 8 nuevos centros de salud.

29 de agosto de 2024

Asociación Gallega para la Defensa da Sanidad Pública


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