
Por: José Manuel Aranda Regules
Fuente original: diariodemallorca.es
12 de marzo de 2025
Recientemente ha aparecido un artículo sobre la lista de espera en las mamografías de cribado del cáncer de mama. El IB-Salut niega que exista, pero ¿podemos los ciudadanos y ciudadanas de Baleares quedarnos tranquilos con la «mal interpretada» ausencia?
Un programa de cribado del cáncer de mama es efectivo si la cobertura es superior al 70 %. Es decir, si al menos el 70 % de las mujeres susceptibles de cribado finalmente se hacen la mamografía. En Baleares en 2022 tan solo se realizaron la mamografía el 38% (1) de las mujeres citadas. Si los datos aparecidos en prensa son fiables, en 2024 se realizaron 26.996 mamografías, lo que significa que (para una población objetivo de mujeres entre 50-69 de 151.554 según INE del 2022) apenas alcanzamos una cobertura 17,81%. En cáncer de colon, todavía no se ha mandado invitación a participar a la población de todos los centros de salud y los últimos datos (2019) muestran una cobertura de participación de 3,7%. El cribado de cáncer de cérvix se está empezando a pilotar con citologías (25-29años) en un centro, pendiente la detección del virus del papiloma humano mediante auto-toma (30-65años).
Desde luego no es una situación para presumir, y no es cierto que no tengamos listas de espera.
¿Es que la Consejería de Salud no destina los recursos suficientes para los cribados comprometidos? Si miramos los presupuestos de los últimos años comprobamos la exigua cantidad destinada a Salud Publica y también su continuo deterioro. Por ejemplo, la práctica desaparición del Registro Poblacional de Cáncer de Mallorca uno de los más antiguos y de más prestigio de España. Nos preguntamos qué fue de la publicitada «Estrategia de Cáncer de les Illes Balears» presentada a las asociaciones de pacientes por la consellera de Salud, por la directora general de Salud Pública y el coordinador de prevención y cribado en febrero del 2023.
¿Y ahora cribado de cáncer de pulmón? Con los deberes sin hacer la consellera tiene la osadía de presentar en febrero el Proyecto Cassandra de cribado de cáncer de pulmón. La evidencia científica establece criterios estrictos antes de realizar un cribado poblacional: La prueba de diagnóstico precoz debe ser válida, los beneficios estar demostrados (reducción de las mortalidad), los recursos disponibles deben ser suficientes (para ponerlo en marcha, alcanzar coberturas deseables y realizar el seguimiento de los detectados), los participantes han de estar debidamente informados… Para el cáncer de pulmón, al parecer, la prueba sería realizar una TAC que se repetiría cada año hasta los 80 y que tendría supuestos beneficios de reducción de mortalidad. Pero también conlleva importantes daños derivados del sobrediagnóstico. A un importante número de participantes se les encontrarán hallazgos de escasa importancia y se realizarán pruebas y operaciones con importantes riesgos, sin olvidar los daños psicológicos en personas que, en el 96 % de los casos, estarían perfectamente sanas.
Parece lógico que antes de poner en marcha un cribado controvertido se afiance lo que se ha iniciado, salvo que esos recursos provengan finalmente de empresas interesadas en las intervenciones y tratamientos derivados.
Desde la ADSPIB, solicitamos que antes de iniciar este programa se definan claramente los objetivos (población susceptible, reducción estimada de mortalidad, validez de las pruebas diagnósticas, tipo y riesgos de las pruebas invasivas) y donde están los recursos necesarios para ejecutar el mencionado programa. En suma: información, transparencia y evaluación de las actuaciones sobre la población, no vaya a ser que incumplamos el principio básico de la medicina y la atención sanitaria («primum non nocere»), lo primero es no hacer daño.
¿El poder político de una foto o presiones por delante de los intereses de la población?
(1) Informe de la Red de programas de cribado de cáncer. https://cribadocancer.es/
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